11.3.08

Reivindicar la elegancia (I)

Seducir no está asociado a ningún estilo de vida, ya que el instinto de adecuación y confort es lo fundamental. Pero si optas por seducir desde la elegancia, te explico mi visión sobre ella.
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Cuando me enteré de que el invento mediático de Buenfuente había ganado un boleto para Eurovisión, no pensé en el evidente golazo que la Sexta le había metido a TVE. Lo que me invadió súbitamente fue un flashback: Visualicé claramente el año 1987, cuando nuestro vecino pueblo italiano, abonado al cachondeo político de los quintupartitos, decidió que Cicciolina ocupara asiento en el Parlamento. Su primera medida, como no podía ser otra, fue sacarse una teta.

Aplaudo incondicionalmente las decisiones del pópulo, pienso que detrás de ellas siempre se esconde un mensaje necesario y mágico. Pero en un acto de protesta y de desatención, hay también una incapacidad previa o presente y por supuesto, varias formas de arreglarla. Lo sé y lo sabemos todos.

Y yo adoro vivir entre los que eligen hacer las cosas con el mismo humor pero con mucha más elegancia.

Muchos han cargado la palabra "Elegancia" con semántica fachorra, como si Federico García Lorca o Oscar Wilde no hubieran sido elegantes. Cargarlo con sentidos políticos o históricos es como decir que todo lo que no es negro es blanco o que Rosa Díez es facha por salirse del PSOE.

Volviendo a la seducción, creo que vivimos, ahora que es tan fácil tener 15 segundos de gloria mediática con tanto podcasts, cazatalentos interactivos y tv-realities, un panorama perfecto para desmarcarnos desde la reivindicación de lo elegante.

Para mi la elegancia empieza por diferenciar autocrítica de la autocomplacencia barata. Me explico: Desde que un ordenador cualquiera puede grabar maquetas de sonido técnicamente decentes, las discográficas reciben diariamente miles de mp3 amateurs musicalmente desastrosos. Con otras parcelas vitales pasa igual (por ejemplo libros autoeditados con distribución-free o psuedoartistas poblando el programa "Tienes talento"). No hablo de recortar hobbies, sino de no involucrar a los demás sin un mínimo de crítica contrastada (los piropos de tu abuela no sirven, claro).

Otro gran elemento que para mi tiene la elegancia es sentir lo anterior como un aprendizaje y no como una mutilación. Hay quien necesita involucrar la atención y los sentidos de los demás en sus manifestaciones espontáneas, rozando a veces el desajuste histriónico. A mi lo espontáneo me encanta, lo necesito para hacer mi trabajo, pero viniendo de un adulto y en cualquier momento, a cualquier precio y temática, me parece un castigo muy duro y atolondrado.

Una persona elegante sabe generarse placer al saber esperar el momento de narrar sus experiencias sensoriales íntimas. Siempre me ha gustado la gente que tras la percepción personal de sensaciones intensas, (como una puesta de sol visualmente especial) decide saborearla bien antes que vomitársela al primero que tenga cerca.

Una persona elegante sabe cómo cualificar bien, con las vibraciones y el marco adecuado porque tiene un correcto sentido del momento y de la relatividad del contexto: Puede ser halagador y a la vez subcomunicar que el detonador ha sido la indomable magia del instante. Realmente lo percibe, no se inventa nada.

La posesión de la elegancia supone valor en tanto que distingue la falta de elegancia y sabe reaccionar contra ella. Tener elementos reactivos más allá de lo físico y lo aparente te convierten en un valor fuerte, no en un homínido cualquiera. Y es que algunos rasgos clásicos de ornamentación e impulsos "alfa" son cualquier cosa menos elegantes. Adolescentes-tuning, cincuentones salidos, exhibicionismos sin contenido, escasa ecología en general con tu propio entorno humano...

Insisto, la seduccion es cosa de dos y el pegamento no siempre ha de ser la elegancia. Ni siquiera es necesario ser elegante para ser feliz. Pero es algo que existe y que ayuda a perfeccionar la fase de romance. Pese a esto, ciertamente no todo el mundo puede atribuirse tal cualidad en cualquier momento sin una trayectoria interna previa. Hay gente que ha llegado a ser muy elegante y gente que ha cultivado otras cualidades pero no la elegancia. No hay nada malo en ello.

Pese a todo me gusta pensar que hay cosas en este mundo que se manchan o se blanquean según los niveles de creatividad y elegancia. Lo podría demostrar ahora mismo posteando el video del "Chiki-Chiki" en esta entrada, pero si ustedes me lo perdonan... no lo voy a hacer.

En la próxima entrada: La elegancia también tiene que ver con exigirla sinceramente a los demás para darle profundidad y afinidad a tus relaciones. Y es ver el equilibrio como técnica, no como búsqueda. Es interés por el detalle y por la exquisitez de lo nuevo...

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